Cistitis
¿Qué es una cistitis, comúnmente denominada infección de orina?
La cistitis es la infección de la orina que implica a la vejiga únicamente.
Puede presentarse como episodios aislados o de forma repetitiva.
Las infecciones urinarias de repetición son aquellas demostradas con cultivo de la orina positivo, que se presentan al menos 3 veces en un año o dos veces en 6 meses. Se puede producir por la aparición del mismo germen tras recibir un tratamiento o por un germen distinto.
¿Con qué frecuencia se presenta la cistitis en mujeres?
El riesgo de que una mujer tenga una infección de orina a lo largo de su vida es del 50% y en torno a un 25% presentará varias.
¿Qué se debe evaluar en el diagnóstico de una Cistitis?
- Historia clínica, prestando atención a:
- La edad. Aproximadamente el 20% de las mujeres mayores de 65 años presentan bacteriuria, pero solo un pequeño porcentaje acaba teniendo un episodio real de infección del tracto urinario. Este porcentaje aumenta con la edad, pudiendo llegar hasta el 50% en mujeres mayores de 80 años.
- Enfermedades: por ejemplo, en diabéticos o inmunodeprimidos es más frecuente presentar infecciones de orina y suelen complicarse con mayor frecuencia, cálculos en el riñón, malformaciones de la vía urinaria, estrechamientos de la uretra, crecimiento prostático… Enfermedades ginecológicas, dermatológicas, neurológicas o del aparato digestivo pueden implicar síntomas que recuerden una infección de orina.
- Intervenciones que se han realizado, especialmente aquellas que puedan afectar a los órganos pélvicos.
- Tratamientos que recibe el paciente.
- Uso de sondajes vesicales intermitentes, permanentes.
- Uso de absorbentes.
- Hábitos: consumo de tabaco o alcohol, alimenticios, hidratación, estreñimiento, relaciones sexuales, tiempo que se aguanta la orina…
- Exploración física: del abdomen y los órganos genitales fundamentalmente, para descartar que la vejiga está llena de orina de forma constante, si existe caída de las vísceras genitales, el grado de atrofia vaginal…
- Analíticas de sangre, analíticas de orina y cultivos de orina.
- En los casos necesarios pueden llevarse a cabo también:
- Pruebas de imagen: ecografía, TC, radiografía de abdomen, resonancia magnética, cistouretrografía (prueba que consiste en rellenar la uretra y la vejiga con contraste para ver su anatomía)…, para valorar la presencia de cálculos, alteraciones en la anatomía de la vía urinaria, etc.
- Uretrocistoscopia: prueba que consiste en ver por dentro la uretra y la vejiga con una sonda que lleva una cámara incorporada
- Medición con ecografía o con colocación de sonda uretral de la cantidad de orina que queda en la vejiga tras haber terminado de orinar.
- Estudio urodinámico: prueba que consiste en el estudio del funcionamiento de la vía urinaria mediante sondas (una uretral y una rectal) y electrodos.

Tratamiento y prevención de la Cistitis
En el momento en que existe una infección de orina, el tratamiento consiste en antibiótico, que puede ser de corta duración en el caso de mujeres jóvenes no complicadas ni embarazadas.
Existen casos en los que se demuestra la existencia de bacterias en la orina, si causar ningún tipo de sintomatología urinaria, lo que se denomina bacteriuria asintomática. En este caso solo debe tratarse con antibiótico si la presentan mujeres embarazadas, inmunodeprimidos o se va a realizar algún tipo de intervención sobre la vía urinaria, ya que en estos pacientes existe una alta probabilidad de presentar complicaciones.
Para prevenir las infecciones de orina está recomendado:
- Beber más de 1.5 litros de agua al día, evitar el estreñimiento, evitar la humedad en la zona genital, orinar tras tener relaciones sexuales, no aguantar muchas horas la orina…
- Estrógenos vaginales en mujeres posmenopáusicas
- Probióticos locales u orales para la regeneración de la flora vaginal
- Productos con extracto de arándano rojo, aunque la evidencia científica que respalda su uso es baja.
- D-manosa
- Ácido hialurónico o una combinación de ácido hialurónico y sulfato de condroitina intravesical.
- Profilaxis inmunoactiva, es decir, vacunas.
- Profilaxis antimicrobiana continua de 3 a 6 meses de duración o después de la relaciones sexuales. Los efectos secundarios de este tipo de terapia son la generación de resistencias de los gérmenes a antibióticos o los efectos adversos intrínsecos a cada grupo de antibióticos.