Hablamos de disfunción eréctil cuando existe una incapacidad para conseguir o mantener una erección con la suficiente rigidez como para llevar a cabo relaciones sexuales satisfactorias. De hecho, la OMS la califica como enfermedad tipo III por las repercusiones graves que tiene sobre la persona. Además, solo en España afecta entre un millón y medio y dos millones de hombres, o lo que es lo mismo una prevalencia de entre un 12% y un 19% de varones.

¿Sabias que….

Un porcentaje importante de los hombres que sufren este problema no sólo se explica por causas orgánicas. En estos casos suelen existir una serie de mantenedores del problema que son de origen psicológico y que sin una adecuada terapia psicológica individualizada combinada con el tratamiento farmacológico no se podrían solucionar. En estos casos suele aparecer ansiedad ante la relación sexual, sentimientos de culpa, disminución del deseo sexual ante el miedo de que se cometa el “fallo”, problemas en la relación de pareja, baja autoestima, pensamientos depresivos, miedo a la intimidad… Encontramos casos de todo tipo; hombres que desde siempre han tenido dificultades para mantener una erección deseable, otros en los que el problema aparece ocasionalmente. Sea cual sea el caso la terapia psicológica se centra en:

  • Detectar y corregir creencias disfuncionales del paciente.
  • Proponer un modelo de relación no sólo basado en el contacto genital.
  • Favorecer la comunicación sexual entre la pareja.
  • Reducir la ansiedad ante situaciones sexuales, en especial la penetración.

El objetivo principal buscará favorecer que el paciente adopte un estilo de vida más saludable para su salud sexual.

Psicólogo Ricardo Ferrer
Colegiado Nº 11475
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